EPOC exacerbada
La EPOC exacerbada aguda suele pasar desapercibida o se subestima su gravedad. Sin embargo, un empeoramiento repentino de los síntomas puede poner en peligro la vida.
La EPOC es la tercera causa de muerte en todo el mundo. En Alemania, unos 6,8 millones de personas la padecen, cifra que podría aumentar a 7,9 millones en 2030. Muchos pacientes sufren al menos una exacerbación a lo largo de la enfermedad.1
Un tratamiento rápido y específico es esencial para prevenir la acidosis respiratoria, la dificultad respiratoria aguda, la hipoxemia o la insuficiencia ventilatoria, así como para estabilizar la función pulmonar.
En este artículo descubrirá qué síntomas indican un empeoramiento de la EPOC, su gravedad y los procedimientos de emergencia que pueden ayudar.
Definición: EPOC exacerbada aguda
La EPOC exacerbada aguda (EAEPOC) se define como un empeoramiento significativo de la enfermedad crónica de las vías respiratorias que dura al menos 2 días.1
Tales episodios suelen producirse de forma repentina y pueden poner en peligro la vida, ya que la disnea aumenta drásticamente. Suelen ir acompañados de un aumento de la tos y de la producción de mucosidad, así como de un deterioro adicional de la función pulmonar.
En esta fase se requiere un tratamiento intensivo de urgencia para aliviar los síntomas, ralentizar la progresión de la enfermedad y prevenir complicaciones como la insuficiencia respiratoria o los problemas cardiovasculares.
Síntomas y signos de una exacerbación aguda
Muchos pacientes de EPOC sufren disnea crónica, que se intensifica durante una exacerbación. Este aumento de la disnea sobrecarga los músculos respiratorios y provoca una insuficiencia ventilatoria. Como consecuencia puede generarse una peligrosa acumulación de dióxido de carbono en la sangre (hipercapnia).
Otro signo típico de la EPOC aguda exacerbada es un aumento de la frecuencia respiratoria de más de 20 respiraciones por minuto, frecuentemente acompañado de un mayor esfuerzo de los músculos respiratorios auxiliares.
La creciente inflamación de las vías respiratorias suele provocar un aumento de la broncoconstricción y una mayor producción de mucosidad.
Además, a menudo pueden detectarse otros signos de deterioro agudo durante la exploración física:
Auscultación:
- Sonido respiratorio similar a un silbido o zumbido
- Sibilancias
- Espiración prolongada
- Estertores húmedos
- Aumento de la tos con alteración o aumento de la producción de esputo
Signos de alarma (¡ATENCIÓN!):
- Frecuencia respiratoria superior a 20 respiraciones por minuto
- Utilización de los músculos respiratorios auxiliares
- Labios o dedos azulados (cianosis), sudor frío
- Confusión, inquietud o alteración de la conciencia (indicación de deficiencia de oxígeno o exceso de dióxido de carbono)
- Ausencia de ruidos respiratorios («tórax silencioso»), un signo potencialmente mortal de constricción masiva de las vías respiratorias
El personal sanitario debe reconocer los síntomas en una fase temprana para iniciar rápidamente los procedimientos oportunos. Cuanto antes se trate una exacerbación, mayores serán las posibilidades de evitar complicaciones graves.
Es especialmente importante distinguir la exacerbación de otras enfermedades con síntomas similares, como la insuficiencia cardiaca, la neumonía o la embolia pulmonar.
Clasificación de la gravedad
Según el Informe GOLD 2024 (iniciativa global para la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, por sus siglas en inglés), la exacerbación se diagnostica principalmente en función de los síntomas clínicos.
Se produce una exacerbación cuando síntomas como la dificultad respiratoria (disnea), la tos o el aumento de la producción de esputo empeoran significativamente en un plazo de 14 días y suelen ir acompañados de una respiración rápida (taquipnea) o un aumento de la frecuencia cardíaca (taquicardia).
La gravedad de una exacerbación puede evaluarse mediante 5 parámetros medibles:
- Frecuencia respiratoria
- Frecuencia cardíaca
- Saturación de oxígeno
- Intensidad de la disnea (medida con una escala analógica visual)
- Valor de la PCR (proteína C reactiva como marcador de inflamación)
Las exacerbaciones leves suelen requerir intervenciones menores. Las exacerbaciones moderadas y graves, en cambio, requieren tratamientos más intensivos, sobre todo si se asocian a hipoxia o retención de CO₂.
Causas de la EPOC exacerbada
Son numerosos los factores que pueden desencadenar una exacerbación de la EPOC, siendo a menudo las infecciones respiratorias víricas o bacterianas la causa principal. Especialmente en los meses de invierno, cuando los resfriados y la gripe son más frecuentes, aumenta el riesgo de deterioro de la función pulmonar.
Otro importante factor desencadenante es la contaminación atmosférica. Contaminantes como las partículas de polvo fino, el humo o el esmog irritan las ya de por sí sensibles vías respiratorias y pueden provocar inflamación. El aire frío o seco también puede agravar los síntomas.
Los fármacos con efecto depresor respiratorio, como los sedantes o los opiáceos, pueden ralentizar la respiración. Las lesiones torácicas o la inhalación de cuerpos extraños alteran la función respiratoria y pueden desencadenar una exacerbación.
Además, las enfermedades concomitantes como la insuficiencia cardiaca, la arritmia cardiaca y las enfermedades pulmonares como el neumotórax o la embolia pulmonar pueden empeorar aún más la EPOC. Estos cuadros clínicos deterioran aún más la función pulmonar y favorecen el desarrollo de una exacerbación.
Otros factores de riesgo son el estrés o la sobrecarga física, así como una medicación inadecuada.
Prevención de la exacerbación aguda de la EPOC
Cada exacerbación puede empeorar aún más la función pulmonar. Por lo tanto, es esencial tomar la medicación de forma constante para estabilizar las vías respiratorias.
La aplicación regular de inhalaciones broncodilatadoras y antiinflamatorias es especialmente importante para aliviar los síntomas y mantener la función pulmonar.
Tras una exacerbación, los pacientes de EPOC a menudo tienden a no realizar actividad física, lo que aumenta el riesgo de un deterioro progresivo de la función pulmonar. Tras las estancias hospitalarias es recomendable participar en grupos de deporte pulmonar y programas de rehabilitación específicos. Tales actividades aumentan la resistencia y reducen el riesgo de muerte.
Tratamiento de la EPOC exacerbada: terapia de urgencia
En la mayoría de los casos de EPOC aguda exacerbada, el tratamiento inicial consiste en procedimientos conservadores para estabilizar la respiración y evitar un empeoramiento.
Los medicamentos broncodilatadores, como los agonistas beta-2 (p. ej., salbutamol) y los anticolinérgicos, relajan las vías respiratorias y facilitan la respiración. Los corticosteroides tienen un efecto antiinflamatorio y alivian los síntomas. Si se sospecha una infección bacteriana, puede ser necesario un tratamiento antibiótico.
Tratamiento con oxígeno
La administración controlada de oxígeno ayuda a prevenir la hipoxia y a estabilizar el suministro de oxígeno. El flujo de oxígeno debe dosificarse con precisión, ya que una dosis demasiado alta puede perjudicar el impulso respiratorio natural.
Los pacientes con EPOC se han adaptado a un suministro reducido de oxígeno. Por ello, una administración excesiva de oxígeno puede ralentizar la respiración y favorecer la hipercapnia.
La hipercapnia provoca una acumulación de dióxido de carbono en la sangre, lo que puede causar complicaciones graves, como acidosis respiratoria y parada respiratoria, que en el peor de los casos son potencialmente mortales. Por lo tanto, en el tratamiento de urgencia de la EPOC exacerbada, la ventilación no invasiva suele ser una alternativa terapéutica mejor que la simple terapia de oxígeno.
Ventilación no invasiva
Según las directrices de práctica clínica de las ERS/ATS (sociedad europea de medicina respiratoria/sociedad torácica estadounidense, por sus siglas en inglés), se recomienda encarecidamente la ventilación no invasiva (VNI), sobre todo en casos de acidosis respiratoria aguda o crónica debida a una exacerbación de la EPOC. La VNI mejora la ventilación, reduce el trabajo respiratorio y puede evitar procedimientos más invasivos como la intubación. No obstante, también se utiliza en casos de insuficiencia respiratoria aguda (IRA), ya sea hipoxémica o hipercápnica, siempre que no existan contraindicaciones absolutas como respiración agónica o falta de respiración espontánea.3
Los signos típicos de la IRA son una frecuencia respiratoria superior a 25/min y una saturación de oxígeno insuficiente (SpO₂ < 90 %) a pesar de la administración de oxígeno. El agotamiento ventilatorio con respiración superficial y rápida —por ejemplo, en caso de exacerbación aguda de la EPOC o de asma bronquial—- también aboga a favor del uso de la VNI.
La terapia debe iniciarse en posición semisentada o sentada. En la fase inicial, el objetivo principal es lograr una buena sincronización entre el paciente y el dispositivo de ventilación. Si es necesario, una sedación cuidadosa con dosis bajas de benzodiazepinas, opiáceos o propofol puede ayudar a reducir la ansiedad o la inquietud, pero siempre con precaución.
Los criterios importantes del éxito de la VNI son la disminución de la disnea, de la frecuencia respiratoria y de la frecuencia cardíaca, así como el aumento de la SpO₂ y la mejora de la vigilancia. Si se dispone de monitorización de la etCO₂, una reducción de la misma también puede considerarse un signo positivo.
Si el estado empeorase a pesar de la VNI, debe interrumpirse la terapia a tiempo y preparar la ventilación invasiva con intubación. Especialmente en caso de contraindicaciones relativas, el paciente debe estar siempre preparado para la intubación.
Ventilación invasiva
En la medicina de emergencias la ventilación invasiva representa una fase de escalada de la ventilación no invasiva. En caso de VNI debe garantizarse en todo momento la preparación para la intubación, especialmente en caso de contraindicaciones relativas como la pérdida de conciencia.
Ventilación con dispositivos de ventilación WEINMANN en caso de EPOC exacerbada aguda
En caso de una exacerbación aguda de la EPOC, la respiración suele deteriorarse hasta tal punto que el personal sanitario necesitan estabilizar los niveles de oxígeno en sangre para evitar complicaciones peligrosas como la hipercapnia.
Los dispositivos de ventilación MEDUMAT Standard² y MEDUVENT Standard de WEINMANN ofrecen varios modos de ventilación no invasiva que proporcionan a los pacientes un apoyo eficaz durante esta fase crítica:
- CPAP (Continuous Positive Airway Pressure): el modo CPAP mantiene una presión positiva continua en las vías respiratorias para evitar el colapso de los alvéolos, reducir el trabajo respiratorio y aliviar la dificultad respiratoria. En la EPOC exacerbada aguda, esta forma de ventilación suele ser suficiente para evitar la ventilación invasiva y estabilizar la respiración.
- CPAP + ASB (Assisted Spontaneous Breathing): este modo combina la CPAP con la respiración espontánea asistida. La presión adicional al inspirar facilita la respiración del paciente y, al mismo tiempo, favorece la eliminación de CO₂ del organismo. Esto reduce la tensión de los músculos respiratorios y alivia la circulación pulmonar.
- BiLevel o BIPAP + ASB (Continuous Positive Airway Pressure + Assisted Spontaneous Breathing): BiLevel proporciona una presión de soporte bifásica, es decir, una presión más alta durante la inspiración y una presión más baja durante la espiración. Esta forma de ventilación favorece la ventilación de los pulmones y la exhalación de CO₂. En combinación con el apoyo a la respiración espontánea, BiLevel facilita significativamente la respiración, lo que es particularmente importante durante una exacerbación aguda de la EPOC.
1 GOLD-Report 2024: COPD-Exazerbationen verringern
2 Reinhard Larsen Alexander Mathes. Beatmung Indikationen - Techniken – Krankheitsbilder, S. 527.
3 Rochwerg B et al. Official ERS/ATS clinical practice guidelines: noninvasive ventilation for acute respiratory failure. Eur Respir J. 2017 Aug 31;50(2):1602426. doi: 10.1183/13993003.02426-2016. PMID: 28860265.